dimecres, 11 de setembre del 2013

Un Profano ante la Masonería

Cuando por primera vez alguien oye decir "Fulano es masón", la pregunta que surge inmediatamente es: ¿Qué significa ser masón?, es una religión, o una secta, o un club filosófico, o un partido político, o qué?

Masón significa constructor, o sea el que fabrica a cal y canto un edificio, pero aunque antiguamente este título se le aplicaba a los miembros de las asociaciones de constructores que dieron a Europa sus mejores edificios de la Edad Media y del Renacimiento, actualmente hemos de entenderlo en su aceptación figurada, diciendo que el masón es un constructor del templo simbólico de la ciencia y de la virtud, que construye su propia personalidad.

En otras palabras, un masón es un individuo que trabaja en perfeccionarse y en evolucionar, tanto en sus conocimientos como en su comportamiento moral, y para ello sigue los caminos que le indica la antigua asociación que se nombra Masonería o, más correctamente, Francmasonería.

Esta institución la Francmasónica tiene como finalidad principal la de guiar a quienes buscan y anhelan este perfeccionamiento, para lo cual ofrece sus enseñanzas en dosis graduadas y de acuerdo con el adelanto de cada uno de sus miembros. A través del estudio razonado y crítico de la filosofía moral se obtiene un mejor conocimiento de las virtudes y del modo de practicarlas.

¿La Masonería  es una escula? No lo es, si entendemos por escuela un lugar donde se imparten clases sobre materias específicas, basándose en libros de texto, y se capacita a los alumnos para desempeñar un trabajo. La Masonería es algo más que eso. En vez de exigir el aprendizaje de postulados y principios, estimula la discusión y el desarrollo de la imaginación y del pensamiento, como medio para conseguir que cada quien llegue, por su estudio independiente y su meditación profunda, a sus propias conclusiones lógicas y a la afirmación de sus convicciones.

Por tanto, la Francmasonería usa del símbolo y de la alegoría; pero sin ofrecer ninguna explicación fija ni dogmática, sino que deja plena libertad al iniciado para que ejercite sus propias facultades deductivas para descifrarlos y aprender –por si mismo– las provechosas lecciones que encierran.

Se ocurre preguntar qué utilidad tiene esto. La historia nos enseña que de la Masonería han salido, en todos los tiempos, hombres de gran visión, acrisolados de altruismo e inagotable energía, que han dado a la humanidad sus más grandes impulsos de progreso.

Para descubrir estos nuevos caminos, necesitaron nutrirse de la duda filosófica, y no de la certeza dogmática; precisaron examinar lo que NO es típico, en vez de conformarse con lo usual y corriente. Tuvieron que desechar textos consagrados y manuales establecidos, decidiéndose a recorrer sendas supuestamente prohibidas para el pensamiento, descubriendo así nuevas soluciones a problemas irresueltos. Para esto, dispusieron de una maravillosa facultad: la imaginación creadora.

Quizá la Masonería ha sido, a través de los tiempos, la única institución que se ha percatado de la importantísima función que tiene esta imaginación creadora en la evolución de la humanidad, y ha descubierto y aplicado un método sencillo y eficaz para desarrollarla. Por eso ha sido y seguirá siendo el semillero de nuevas ideas, el portaestandarte de las vanguardias y la escuela en que se modelan hombres y mujeres que viven y piensan entre el hoy y el mañana... los conductores de la humanidad.

Pero no solamente a esto se limita la Masonería; no se conforma con ver que cada miembro hombre o mujer se cultive y perfeccione a si mismo, sino que trata de desarrollar en todos y cada uno de ellos el firme sentimiento de fraternidad, encauzando cuidadosamente todos sus esfuerzos hacía los fines de justicia social, equidad, libertad, auténtica democracia y progreso material y espiritual de toda la humanidad.

En su seno, la Masonería admite hombres y mujeres de todas las religiones y se respetan las creencias de cada uno. Por ello, están proscritas las discusiones sobre los méritos relativos de tal o cual forma de culto, o tendencias políticas como no sea para reconocer que todas ellas representan modalidades del sentimiento personal de cada uno.

 En resumen, la Masonería es una libre asociación de hombres y mujeres de todas condiciones económicas, y de todos los grados de cultura y creencias, a quienes les une el deseo de alcanzar una evolución interna, un mejor dominio de si mismos, un desarrollo más sutil de sus capacidades. Ello ensancha su manera de ver la vida, se despiertan aptitudes dormidas, y surgen entonces perspectivas de mejoramiento y ayuda a la sociedad.

(basado en escritos y pensamientos de Logias españolas e Internacionales)
G.N.R :. 
Taller Francesc Ferrer i Guardia